Hacienda El Shuyo

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Descripción general

Esta Hacienda está ubicada a 4,8 km de la cabecera parroquial de Angamarca -en la vía a El Corazón-, se estima que la
hacienda fue construida por orden de los Jesuitas en época de la Colonia, hace más de 400 años. Aprovechando la
localización del valle de El Shuyo, la Hacienda fue uno de los puntos estratégicos y de reunión para los luchadores
libertarios que se hospedaron en ella.
El primer dueño que actualmente recuerda la población, fue el Sr. Ernesto Cordobés Dávalos, quien fue el que inició la
tradición de la fiesta de Carnaval y de la Virgen de Loreto en la Hacienda.
La Hacienda fue comprada por el Sr. Alfredo Dávila y su hijo Bayardo Dávila (Yolanda Maldonado –esposa–) que vivían
en Latacunga, sus terrenos se extendían hasta Palo Seco (límites con El Corazón) y hasta Llangahua (cerca de Ambato),
por ese tiempo poco a poco la Hacienda se fue dividiendo y se vendió a los mismos trabajadores (huasipungueros),
empezando desde Palo Seco. Los huasipungueros seguían trabajando en la hacienda y los domingos llevaban leña, como
una forma de pago por los terrenos; las celebraciones y festividades que se realizaban en la Hacienda El Shuyo con la
participación de la gente de toda la zona fueron decayendo con el paso del tiempo.
La cebada y el trigo fueron los principales productos cultivados, y se hacía una “era”, la cual es un espacio circular
preparado (sin hiervas y con el suelo apisonado) en el que alrededor se ponía la gente a un paso de distancia una de otra y
sosteniendo una soga para evitar que los burros, mulas o caballos salgan del sitio en el que se encontraban pisoteando las
espigas para sacar el grano, bajo la dirección de una o dos personas ubicadas en el centro arreando a los animales. La alta
producción de cereales en la Hacienda El Shuyo, hizo que la misma tenga dos molinos movidos por agua (uno aún en
actividad) que eran también usados por los huasipungueros y la comunidad para la molienda de diferentes granos como
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trigo, alverja, maíz, habilla, entre otros. Estos alimentos eran tanto para el consumo de la gente como de los animales, la
paga era mínima y los dueños de las harinas dejaban una “ración” al dueño del molino. Uno de los molinos fue vendido al
señor Alfonso Correa, quien lo mantiene hasta la actualidad.
Hace unos cincuenta años, en lo que ahora es El Shuyo existían pocas casas, la carretera desde El Corazón y la planta
eléctrica fueron también construidas por esa época.
Hace unos 35 años, los Sres. Medardo y Timoleón Saltos compraron las propiedades que quedaban de la hacienda, ahora
pertenece al Sr. Diego Saltos y desde hace unos seis años (2010) la propiedad fue arrendada a la ONG llamada Operación
Matto Grosso (OMG), organización italiana que a través de proyectos relacionados con educación, forman artesanos
especializados en trabajo con madera, agricultura orgánica, crianza de especies menores, y en este momento se está
emprendiendo una industria comunitaria para la producción de quesos, poniendo especial atención a niños de escasos
recursos, entre otras actividades que han contribuido a mejorar la calidad de vida de la comunidad.
Fuente: Estudio de manifestaciones culturales inmateriales del Cantón Pujilí, Provincia de Cotopaxi, GAD Angamarca,
2013

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